De acuerdo a la ciencia, un montón de fenómenos preexistentes a nuestra
especie, el homo sapiens, crearon
terror y muerte a todas las especies animales anteriores incluyendo a la
población ancestral humana. Así tenemos al volcanismo violento, tormentas,
inundaciones, epidemias, impactos planetarios, terremotos y otras hecatombes
causaron pena, dolor y muerte a nuestros hermanos del mundo animal eones antes
de que los seres humanos nos desplazáramos por el planeta en dos piernas.
A primera vista, la Biblia nos dice que el mal como tal comenzó tras la caída de nuestros primeros padres. Sin embargo, la evidencia científica es incontestable. ¿Quién está en lo correcto?
Una lectura atenta de la Biblia nos indica algo sorprendente. Veamos. La Biblia sí nos dice, como hemos visto, que Dios creó todo y lo creó todo bueno. Esto implica que las leyes que gobiernan el universo y las interacciones entre los seres creados inanimados. Estas leyes incluyen la entropía, la ley que gobierna la pérdida de organización en el universo – y por lo tanto, la muerte de seres vivos – como la de la termodinámica, que gobierna el calor en todas sus formas. Las grandes masas de tierra siguen sus comportamientos geológicos – aunque provoquen terremotos – y la mecánica celeste generaliza el comportamiento de los cuerpos celestes, aun cuando colisiones entre unos y otros son no solamente posibles, si no probables. Todo esto Dios lo llamó bueno. Pero la Biblia también nos enseña que Dios sacó al ser humano del tablado general de la creación y lo puso en un escenario aparte, para probarlo. La creación del Edén es un acto especial y separado de la creación de todas las cosas; el Edén y el resto de la creación son dos cosas distintas:
Yavé
Dios plantó un jardín en un lugar del Oriente llamado Edén, y colocó allí al
hombre que había formado. Yavé Dios hizo brotar del suelo toda clase de
árboles, agradables a la vista y buenos para comer. El árbol de la Vida estaba
en el jardín, como también el árbol de la Ciencia del bien y del mal (Génesis 2:9).
El Edén segregó al ser humano de la creación circundante por un lapso de
tiempo. Fue aquí en donde las circunstancias del ser humano tomaron un nuevo
giro verdaderamente catastrófico.