![]() |
Imagen de "Campo Profundo" del Telescopio Espacial Hubble. |
Los hallazgos científicos del último siglo revelan un universo de tamaño
y antigüedad inconcebibles: el segmento observable del universo es 46,000 millones
de años luz – un año luz es la distancia que recorre un rayo de luz en un año a
una velocidad aproximada de 300,000 kilómetros por segundo, o sea,
aproximadamente 9.4 trillones de
kilómetros – de diámetro (o sea, 9.4 trillones de kilómetros × 46,000 millones)
y su antigüedad es de 13,700 millones de años. ¿Y qué hay más allá del límite
visual del universo? Más universo, pero está tan lejos de nosotros y como el universo
se sigue expandiendo, nunca veremos más allá de la burbuja de 46,000 millones
de años luz. La luz de lo queda más allá nunca nos llegará.
O sea, que nuestro Dios creó en derroche. No todo el universo es para
nosotros. Nunca podremos ejercer dominio sobre la creación entera en nuestras
circunstancias actuales o previsibles.
Dicen los científicos que hay más estrellas en el universo que granos de
arena en las playas de nuestro planeta. Pues, si te imaginas nuestro sol del
tamaño de un grano de arena, tal vez nuestro planeta en comparación sería del
tamaño de un virus y nosotros, del tamaño de átomos o más pequeños todavía.
Somos muy pequeños, ínfimos comparados con la creación material – y aunque
Dios es más «grande» que todo esto, nos creó a pesar de nuestra pequeñez.
Nuestro sol es una estrella más, de aproximadamente 5 mil millones de
años de edad. Se encuentra en su plácida edad mediana. Nuestro planeta Tierra
es de al menos 4,500 millones de años de antigüedad y el hombre en sus
características modernas – el homo
sapiens – lleva viviendo aquí entre 125,000 y 200,000 años. La historia
escrita tiene aproximadamente de 5,000 años de antigüedad.
Somos pequeñísimos y recién llegados a un universo que tal vez ni se ha
dado cuenta de que estamos aquí – pero Dios, sí.