Aunque parezca mentira, tengo que insistir que hay tal cosa como la “realidad”, que hay cosas que existen fuera de nuestros pensamientos, imaginación, o estados mentales. Sí, el árbol que se cae en el bosque hace ruido, aunque no haya ser creado que lo oiga, porque Dios lo “oye”.
La primera
causa y raíz in-causada de la
realidad es Dios mismo. Es más, sólo Dios es “realidad” y el universo causado
por Él existe fuera de Él y es “real” en la manera que Dios lo “mira” y “escucha”.
Las palabras
“mirar” y “escuchar” nos introducen a un vocabulario antropomórfico en nuestra
habla de Dios. Dicen verdades, pero no las agotan porque en cuanto estas
aplican al ser íntimo de Dios, estas palabras “explotan” en direcciones
infinitas y eternas.
Dios “percibe”
las cosas porque está presente en ellas, hasta en la imaginación de quienes las
inventa si estas no existen si no solas en la imaginación de un inventor o
artista. Dios no necesita ni de microscopios ni telescopios para ver las cosas
grandes o chicas. Él las “percibe” porque Él está ahí, con ellas.
En Dios vivimos, nos movemos y existimos.